VIERNES 29 DE MARZO DE 2019

LANZAMIENTO DE LA REVISTA DEL ATENEO

LUGAR: Sede del Ateneo. C/ Sta. Teresa de Jesús, 4. Palencia.
HORA: 20:00h.
PRESENTA: Fernando Martín Aduriz
RESEÑA: Virginia González

Entrada libre hasta completar aforo

«El gobierno de los ausentes»
Presentación de la revista Ateneo Siglo XXI por Fernando Martín Aduriz

Frente a la idea positivista de que nos pueden gobernar las ilusiones y la razón, estamos advertidos desde el momento de nuestra refundación como Ateneo, que nos gobiernan los ausentes. El influjo en nosotros de los predecesores palentinos nos situó desde el primer instante, y así lo quisimos escribir en nuestros Estatutos, en el empuje romántico que afirma el viento de la tradición, el respeto a los ideales del corazón y el tomar como propios los sueños de otros.

Esta noche al presentar la Revista se vuelve a demostrar. Seguimos la estela de los ateneístas del siglo XIX, quienes bajo el impulso de Becerro de Bengoa, fundaban una Revista del Ateneo palentino para dar a conocer el espíritu de las luces de la época, el saber establecido, la cultura que se estaba cocinando en las aulas, los salones y los reductos palentinos de ese momento, 1876.

En el primer número de aquella revista, el primer Presidente del Ateneo usaba el sintagma, agitar la vida intelectual. No andaba en absoluto desorientado cuando usaba el verbo agitar.

La vida intelectual tiende a dormitar, a descansar sobre la conquista de una pequeña cima de saber, desde la cual se impide el ascenso a más altas cumbres. A veces la vida intelectual queda reducida a la vida cultural. Es el peor escenario. De hecho su diferencia no es clara para muchos activistas culturales. El activismo tiende a creer que la acción es superior a la palabra, incluso cree firmemente que una imagen vale más que mil palabras, y otras desviaciones. Al abrigo de los poetas sabemos que la idea siempre será anterior al hecho cultural. Ejercitar el pensar, debatir, investigar, buscar formas de expresión, escribir, ensayar, son tareas propias de la vida intelectual. Pero sobre todo es la inquietud por lo ignoto lo que determina la frontera entre lo no sabido y el corpus de los conocimientos, la primacía del saber inconsciente, (tan caro también al artista quien siempre lleva la delantera por desvelar lo que no se ha representado aún) frente al conocimiento sumatorio de la biblioteca, y el hecho positivo demostrable. La reducción de la verdad a lo que es representable. La imposibilidad de aceptar la verdad de Heisenberg y su principio de incertidumbre.

En ese terreno de lo incierto está el quehacer del intelectual a quien convocaba Becerro de Bengoa, el gusto por la inquietud intelectual de una ciudad, frente a la mera exposición de lo ya sabido, de la cultura imperante, que debe tomarse como un buen compañero de viaje, a condición de no aceptar como cultura toda manifestación que dice serlo. Una manifestación cultural que no contenga la idea, que no contenga el espíritu de mejora, de cambio, de búsqueda de lo que no se sabe, termina siendo espectáculo y repetición, círculo de acción y acción, de activismo nostálgico sin marchamo de la más mínima transformación. Las programaciones culturales cíclicas dan cuenta de ese fenómeno mortecino de la repetición.

Ocurre lo mismo con el arte cuando desprecia el valor de la innovación, de representar lo irrepresentable, de inventar nuevos caminos. O el artista descubre o el artista copia, tal es su margen de maniobra.

Finalmente cuando tras la realización de actividades culturales se pasa a la ideología de la evaluación y se entra en la estadística, entonces nos encontramos con lo que Borges llamaba lo más triste del mundo, la estadística.

Cuando renace el Ateneo de Palencia en diciembre de 2016 y lanzamos la proclama del agitar quizá se pudo entender que íbamos a vociferar por las calles o a sentar polémicas con gaseosa o a exhibir el músculo de nuestros egos o a molestar el dormir subvencionado de nuestras instituciones y grupos culturales. Nada más lejos de nuestra intención herir a nuestros coetáneos. Sabemos el tempo de la historia porque no creamos una institución de nueva planta sino recogimos el viento de la historia y nos dejamos gobernar por el deseo de los ausentes, desde Teófilo Ortega, el último secretario del Ateneo en 1926, de quien nos hicimos destinatarios de su última carta suplicando no se cerrara el Ateneo de Palencia.

Para nosotros agitar se ha ido traduciendo en un quehacer silencioso, de trabajo de hormiguitas, de trabajo en común de muchos con el ritmo de quien sabe que se están sentando los cimientos de una institución. No hemos gritado sino sotto voce, comunicando boca a boca, que estamos poniendo en marcha un foco, que queremos dar larga vida a una institución sólida porque cree en el valor del fracaso, que sigue así la proclama de un Beckett de fracasar cada vez mejor. De fracasar a la buena manera.

Es decir que conoce las enormes resistencias que despliega la tarea intelectual, o en palabras de Ordine el aprecio por la utilidad de lo inútil. Nuestra tarea se asemeja al Ich probiere del premio nobel Paul Ehrlich. Absorto observando el microscopio, desplegando colores en su mesa, a los 17 años, estudiante de medicina, contestó a su profesor, Waldeyer, que sólo estaba jugando, estaba probando. El profesor le deja tranquilo. La idea de utilidad nunca cruzaría su mente. Tenía curiosidad, había poco utilitarismo en su hacer. Si se nos pregunta hoy cuál es la utilidad de un Ateneo en una ciudad como Palencia podríamos contestar que afirmar el valor de la inutilidad y la primacía de la vida intelectual frente a la cultura establecida. Por eso llamamos a nuestro lado a acercarse al Ateneo a quienes no creen saberlo todo. Al joven Paul Ehrlich le siguió otro compañero de estudios que coloreó bacterias, y nuestro joven protagonista desarrollaría el coloreado del frotis de sangre con tintes en el que basamos el actual saber sobre la morfología de glóbulos rojos y blancos…Como dice Ordine, “no pasa un día sin que en miles de hospitales de todo el mundo se aplique la técnica de Ehrlich para analizar la sangre”.

Hoy cumplimos uno de los deseos más genuinos de los invisibles ausentes ateneístas palentinos de 1876, que el Ateneo se vea envuelto en una Revista que actúe de portavoz de la idea.

Ahora resta leerla.

Leer a los columnistas, a los que como la escritora Esperanza Ortega, hija del último secretario del Ateneo de 1926, Teófilo Ortega, habla del “rarismo palentino”; los libros silenciosos de Enrique Gómez; la proclama de Ángela González evocando a las primeras ateneístas del Ateneo de Madrid (¡lo que costó su entrada!); lo políticamente correcto de Jesús Alonso Burgos, palentino ateneísta en la diáspora; el agítese antes de usar de Asier Aparicio; la idea de Sari Fdez. Perandones de que “el Ateneo ha iluminado el alma de Palencia”; el documentar las ciudades de Josema Montes; el buque insignia dinámico y sin destino fijo que es el Ateneo para José Rojo Andérez; el amor a Palencia de Benito Iglesias; el interés por el futuro de la ciudad de Juan Ramón Lagunilla; el recurso a la función del eiron frente al alazon en la escritura de Abbé Nozal, el desenmascarar de la ironía en el teatro antiguo aplicado a nuestra ciudad; el grito a mirar la despoblación que efectúa Juan Fco. Rojo; la propuesta del ruraliano Julio César Izquierdo de un Ateneo que mire a la provincia; la definición ad mínimum de Carlos Hugo Sanz de lo que es nuestro Ateneo: “un grupo de tontos o locos convencidos de poder cambiar las cosas”; (Carlos Hugo, prefiero cambiar las personas, que sí cambian, que sí cambian, que las cosas, malditas cosas); los poéticos microrrelatos de Aina Rotger Carlón, repletos de poesía, y que animan a quitarse las gafas de ver; los poemas de Jacob Iglesias, que reconocen que dentro va nuestro demonio, con quien conversamos.

Quede así presentada esta Revista, Ateneo Siglo XXI. Que sea revista digital no pudo ser ni soñado por los ateneístas a quienes escuchamos e interpretamos, los hombres y mujeres de finales del XIX, de comienzos del XX. Vaya para ellos nuestro homenaje. Nunca pudieron tener sede propia y esta que nos acoge sea el botón de nuestro interés por guiarnos por ese sueño romántico que ellos abrazaron.

Y para los ateneístas del siglo XXI, vaya para ellos nuestro sencillo conformar de lo que hemos podido hacer en la segunda decena, y que ojalá la larga vida al Ateneo siga siendo pronunciada cuando finalice este siglo, de Ateneo con revista, de Ateneo de ideas que transforman las vidas de las personas, que las hacen mejores, más vivibles, más sociales, más respetuosas con los diferentes.

¡Larga vida a la revista! ¡Larga vida al Ateneo!

Reseña, por Virginia González

El pasado viernes 29 de marzo en la sede del Ateneo de Palencia tuvo lugar el lanzamiento de la revista “Ateneo Siglo XXI”. Presentación que se llevó a cabo por el presidente Fernando Martín Aduriz, vicepresidente Enrique Gómez Crespo y la gestora cultural Irene Crespo Infante.

Fue un acto muy emotivo en el que quedó constancia de que es una revista que no solo enlaza con el deseo decidido de los ateneístas de agitar la vida intelectual, sino que también permite a los palentinos en la diáspora participar y estar en contacto directo con el Ateneo.

 Presentada en formato digital acorde con el avance de las nuevas tecnologías, no se descarta que algún número se haga en papel para rememorar la esencia de la revista quincenal con la que ya contaba el Ateneo Palentino cuando fue fundado el 10 de diciembre de 1876.

 En la presentación de la nueva revista “Ateneo Siglo XXI”, se repartió a los asistentes una copia del ejemplar Número 1 de la primera revista, siendo por aquel entonces secretario general Manuel Carande. Detalle que se pudo ofrecer gracias a la cortesía de la actual directora de la Biblioteca Pública de Palencia Maria José Sánchez y del técnico Igor Pérez.

En este primer número de 1876 se detallaba el salón del Ateneo donde se reunían por aquella época los socios, y dice así: “Nuestra asociación ha encontrado honroso techo bajo el cual congregarse y vivir, al ocupar la antigua sala de Capítulo de los frailes franciscanos, en la cual se instaló más tarde la Sociedad de Amigos del País, y donde las corporaciones científicas han tenido sus sesiones en diferentes épocas”.

143 años después de esta primera publicación, los ateneístas hemos retomado orgullosos el legado de nuestros antecesores creando la revista del siglo XXI.

El auge de las nuevas tecnologías ha propiciado que nuestro número 1 difiera de su antecesora no sólo en el formato digital, sino en su accesibilidad por parte de los lectores ya que se puede leer a través de cualquier dispositivo móvil. Cuenta con 54 páginas de exquisito diseño y maquetación realizada por Sol Adamez e Irene Crespo Infante, con fotografía de Abbe Nozal. La dirección y coordinación ha sido llevada a cabo por Abbe Nozal, Fernando Martín Aduriz, Enrique Gómez Crespo y Sol Adámez. El formato y diseño elegidos han sido seleccionados a conciencia para favorecer la lectura activa de cada artículo, cuestión que se ha conseguido muy favorablemente pues al igual que un buen libro incita a seguir leyendo hasta el final.

Aquí les dejo una copia del sumario de este primer ejemplar que ha nacido con el deseo decidido de animar a todos los ateneístas a su lectura y participación en próximos ejemplares.

29 de marzo de 2019, otro gran día para conmemorar que estamos más vivos que nunca y que el actual Ateneo palentino mantiene la esencia del primer Ateneo a la vez que se adapta a los nuevos tiempos y necesidades de sus ateneístas.