Javier Cantera, Presidente de Grupo Blc y Fundación Personas y Empresas
Cuando empecé en la gestión de personas me extraño la miríada de teorías sobre el . Todo pretendiente a guru volvía a definir ¿Qué era el liderazgo?. Y le aplicaba un nuevo adjetivo al ser líder. Un gran maestro vital mío me indico, con su sabiduría, que cuando alguien no sabe lo que es, lo mas importante es ponerle un adjetivo diferente. Y tras mi trayectoria me ratifico en esta aseveración: Como nadie sabe que es un líder, le endosamos un adjetivo y decimos que nuestra visión es original. Para hacer mi tesis recopile 453 teorías de liderazgo con términos diferentes: carismático, situacional, transformacional, positivo, autentico, etc…, y mi conclusión es que todas ponían foco en una parte del liderazgo y pretendía explicar el liderazgo desde ese adjetivo. Es decir, todo se refería a lo mismo pero todos enaltecían su punto de vista como exclusivo y original. ¿Qué había de original en las diversas teorías de liderazgo? Pues según mi opinión la originalidad era el sacar un libro de autoayuda fijándose en algún aspecto que hacia tiempo que nadie caía en él y volver a destacar algún cariz como original por estar semiolvidado.
Aquellos que me conocen saben que desde que empecé a trabajar, siempre he tenido un “Don Quijote de la Mancha” en mi mesa, e incluso que en mi Empresa hicimos una felicitación de Navidad con el Quijote, creo que hay mucho de liderazgo en este libro. Y este sencillo homenaje es por la cantidad de sabiduría de gestión de personas se desprende de la obra de Cervantes. En esta obra hay un texto que según mi opinión es la mejor apreciación de liderazgo que posteriormente he ido comprobando con la multitud de teorías existentes. Coincidí hace poco con un texto de Cristóbal Mesa que publicó en el blog del club de lector que también incidía en esta visión del liderazgo en el Quijote que yo también había escrito. Se trata en el capítulo XLII de la segunda parte cuando los criados se ríen del nombramiento de Sancho Panza como gobernador de la isla de Barataria, y Don Quijote da consejos que deben adornar el alma de Sancho y que se pueden resumir:
- “Primeramente, ¡Oh hijo! Has de temer a Dios, porque en el temerle esta la sabiduría, y siendo sabio no podemos errar en nada”. La relación de la sabiduría y la virtud esta ratificada en todas las investigaciones más actuales de la Universidad de Harvard, la teoría del líder autentico incide en el código de conducta interno. Se insiste que trabajar la virtud es hacerte más líder, los cargos pasan y el saber permanece. La curiosidad y el saber se deben instalar en hacerte mejor persona, nadie va a solidificar su perfil de líder sin construir desde la humildad del “que teme a Dios”, es decir, la virtud como eje de la sabiduría. El aprendizaje vital continuo como cincel que labra tu rol de líder inscrito en el mármol de la bonhomía. Esta ligación entre virtud y sabiduría es un concepto común en multitud de teorías de “gurucitos” de usar y tirar.
- Otro consejo a Sancho es “Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en su tierra”. ¡Toma ya! ya hace dos años tuve que pagar una cantidad ostensible por asistir a una conferencia de un “nuevo gurú” y tras veinte minutos de su conferencia (de treinta) solo me había dicho que para ser un buen líder hay que conocerse a si mismo. Me hubiese ahorrado ese dinero simplemente recordando este pasaje del Quijote que leí en aquella chopera de Palencia en mi adolescencia. Cuando hice un análisis comparativo entre los temas de liderazgo el epígrafe “conocerte a ti mismo” salía en el 87% de las teorías. Cuanto nos hubiésemos ahorrado regalando Quijotes a nuestros líderes, más que ratones, y quesos o libros yogurt de caducidad rápida.
- Y en tercer lugar Don Quijote nos da otra perla que debe adornar el alma de un líder “Haz gala Sancho de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores…. y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio…..” Que difícil es ver la humildad a través del ejemplo como un rasgo del líder, en épocas del Emperador Trump ¿Cómo se parece la cara de Trump de nuestro imaginario infantil de la figura de Nerón? La humildad con ejemplos de su virtud es un gran consejo de Don Quijote en épocas de títulos imaginarios, méritos artificiales y de fake news sobre tu pasado. El pecador soberbio es una caricatura del líder que se basa en títulos, pero todavía existe quien se guardan en su multitud de cargos y puestos para justificar su valía. El líder no debe basarse en tener sino en ser, me encanta Don Rafael Sanchez Ferlosio un gran escritor que nunca ha estudiado y no ha obtenido título ninguno pero su sabiduría inscrita en su virtud deslumbrar en un panorama de “titulitis” actual.
- Otro consejo es “Porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por si sola lo que la sangre no vale”. La virtud vale por si más que el talento. El talento de un líder no se basa en sus competencias sino también en sus actitudes. Su rol de líder necesita de ejercitar la virtud. La moral internalizada que tanto habla las nuevas teorías de liderazgo está en el Quijote con esta paradoja entre la virtud y la sangre. Nadie está fuera de las leyes ni de la moral, tus acciones son ejemplos para los líderes, en este sentido mas que desarrollar grandes talentos por las capacidades debemos desarrolla los talentos por sus actitudes. Nadie será un gran líder sin reflexionar sobre su virtud. Si antes Miguel de Cervantes decía que la sabiduría como ejercicio de virtud, ahora nos dicen la virtud como ejercicio de sabiduría.
- Y un último consejo de Don Quijote es “Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo”. Los investigadores de psicología del trabajo les llamaría a esta equidad como “un proceso equilibrado de procesamiento de la información”. Ser equitativo significa aceptar empáticamente otros puntos de vista para ejercer tu acción con justicia. Y no solo es el rigor implacable de lo que está bien hecho, sino más bien lo que es percibido como más justo. La justicia no es valida si no se adapta a las circunstancias determinantes.
Como podemos observar Don Quijote describe las cinco características que en mi experiencia y lecturas son comunes a todas las teorías de liderazgo. Estas cinco circunstancias son:
- Sabiduría: Fruto de la reflexión sobre las experiencias
- Autoconocimiento: Conocerse a si mismo
- Humildad: Aceptar las limitaciones como realidades
- Virtud: Tener una moral internalizada
- Equidad: Tener un procesamiento equilibrado de la información.
Estas características son comunes a la mayoría de las teorías de liderazgo, y yo creo que es la base de una Metateoría (teoría de las teorías) para sintetizar el liderazgo simplemente en la palabra líder. Sin adjetivos que fuercen el concepto a autojustificarse. Un líder simplemente es un líder por ejercer su rol con estas características. Y esto sería la base del desarrollo directivo que tanto nos preocupa a los gestores de personas. No es una labor baladí, incidir en un cambio en un directivo tiene enorme eco organizativo. De aquí la importancia de la inversión continua en el desarrollo de los lideres, que no hay que confundir con quien acumule multitud de másteres para poner epígrafes en su currriculum. Muchas veces me han preguntado ¿Cómo hacer un buen proyecto de desarrollo de directivos? Y yo siempre he manifestado incidir en un concepto amplio de desarrollo más que en cursos formativos. Mi programa ideal sería:
- ¿Para mejorar la sabiduría del líder? No atiborrarle de estudios sino darle más experiencias diversas. El concepto experiencias diversas no significa cambiar de empresas y/o puestos, sino de tener en cada momento que hacer algo que sea la primera vez que lo haga. Este reto continuo de variedad de experiencias está en la base del desarrollo de un directivo. Encauzar a un futuro líder en una labor eficiente y eficaz pero repetitiva estamos encadenando un talento a un rendimiento. Al final tendremos el rendimiento, pero no desarrollaremos el talento. Pero sin olvidar, que no hay talento sin rendimiento, pues ser eficaz genera autoeficacia y seguridad para crecer en los siguientes retos organizativos. Una medición que propongo para un programa directivo es el capital de experiencias diversas de un directivo
- ¿Para conseguir más autoconocimiento? Para que un directivo se conozca mejor a si mismo necesitan espejos que no distorsionen su imagen. Y para evitar bucles de admiradores que le embellezca su realidad, necesita de figuras de coach y mentees. El coaching y el mentoring es una gran herramienta para conocerse a si mismo. La disponibilidad de personas que pongan foco en tu conducta, te den un feedback cierto, te ayuden con las preguntas poderosas que te tienen que hacer y sirva para reformular tus opiniones en palabras ajenas es una gran vía de desarrollo. A estos procesos yo les llamo el capital de maestro vitales de un directivo.
- ¿Cómo fomentar la humildad de un directivo? Reconocer tu soberbia natural que implica un rol directivo, además del coaching y/o mentoring necesitamos de herramientas grupales. El coaching de equipos es una herramienta valiosa pero no la única forma de entrar en la humildad. La humildad se acepta con el conocimiento de tus limitaciones, de la concienciación de otros entornos más desfavorecidos o en el reconocimiento de otros lideres que reflejen humildad. Una vía que me encanta para conseguir humildad en los lideres se trata de ponerle retos que le haga visualizar sus limitaciones. El mundo del tercer sector y/o ONG’S es un gran contexto donde desarrollar la humildad. Todo depende de tu acción y no de tu status. Hay que buscar situaciones de ridículo para que el líder reconozca sus limitaciones. A esto le llamo el capital de ridículo de un directivo.
- ¿Cómo se incentiva la virtud directiva? Estamos de acuerdo que la virtud viene vestida desde la familia. Los entornos educativos familiares troquelan nuestra visión de la virtud. Pero es interesante practicar la virtud para saber su valor. Sin hacer actos virtuosos nadie puede ser virtuoso teórico. Además del trabajo de acción social como elemento para desarrollar la humildad y la virtud, es muy positiva la participación en procesos de ser el mismo mentor de otros futuros líderes. Mi experiencia me ha dicho que el ejercicio de la responsabilidad de desarrollar a líderes jóvenes hace que se reflexione sobre tu propia virtud. Cuando tienes que exponer tus ideas sobre el liderazgo emerge tu cariz- A esto le llamo el capital de mentor de un directivo.
- Y finalmente ¿Cómo mejorar la equidad de un directivo? Ser equitativo necesita de estar involucrado en procesos de decisión de personas. Teniendo que participar en decisiones no dicotómicas (de si o de no) sino matizables y donde se desarrolla la equidad razonada. Cuando lo importante no sea solo cumplir los objetivos sino como consigues los objetivos. Cuando el sueldo no es solo unos resultados sino también unos méritos, te sirve para desarrollar tu saber equitativo. Participar en grupos de calibración del rendimiento, participar en subidas salariales, etc…, genera tu capacidad de ser equitativo. El desarrollo del directivo como gestor de personas genera un enorme capital para tener equidad. Es lo que llamo el capital de experiencias de gestión de personas de un directivo.
Trabajar estos cinco capitales de los directivos: experiencias diversas, maestros vitales, de situaciones ridículas, de ser mentor de otros directivos y de experiencias de gestión de personas es la verdadera formación directiva. La formación reglada en aula solo sirve para generar conocimiento con capacidades, pero conseguir capacidades con conocimiento necesita de la reflexión sobre las experiencias del propio directivo.
En fin, el conocido refrán de querer es poder, ya que para tener experiencias que te hagan líder hay que querer aprender todos los días y en cualquier lugar a ser un líder. Y más que buscar un mero adjetivo a la palabra líder, hay que llevar la palabra líder con experiencias diversas, ricas y conmovedoras. Mis lecturas sobre liderazgo me llevan a proclamar que el mejor líder es el que no se cree que es líder, sino simplemente quiere ser líder en cualquier experiencia diaria. Que le acompaña la sabiduría, el autoconocimiento, la humildad, la virtud y la equidad como sirvientes diarios que le modela su perfil. Mas querer hacer que tener. Por tanto, ser un líder sin etiquetas es simplemente ser tu como persona. Y sabéis lo que nunca puede sustituir a un líder, pues simplemente un robot. Por eso, me encanta querer ser líder……, aunque nunca me crea que soy un líder.
Javier Cantera,
Presidente de Grupo Blc
y Fundación Personas y Empresas
Twitter: @canteraleonardo