El jueves 16, continuando con el ciclo de conferencias organizado por la Sección de Historia Local del Ateneo de Palencia, «Jerónimo Arroyo y su tiempo» Noviembre Histórico,el ateneísta Javier de la Cruz propone una reflexión en torno a las amistades entre Abilio Carlderón y Jerónimo Arroyo calificándola como de » amistades peligrosas».
Os ofrecemos un resumen de la misma:
El caciquismo no es, exclusivamente, un sistema en el que una persona compra, manipula, fabrica, etc… votos con el objetivo de conseguir un acta de diputado, repartiendo luego, entre sus amigos y allegados, una serie de beneficios y consiguiendo inversiones del Estado para su localidad, distrito o provincia.
El caciquismo es una forma de articular el poder. El Estado liberal en España fue un Estado débil y los caciques ayudaron a articular y sostener ese Estado, de forma que, a través de ellos, se garantizaba el cumplimiento de las decisiones estatales en los diferentes distritos, fuesen caciques naturales de ese lugar o encasillados (puestos a dedo por el Estado). Pero a la vez, eran el medio a través del que el Estado recibía las demandas de los ciudadanos, atendidas algunas veces y otras no, dependiendo del peso y del interés del cacique (mayor cuando era natural del distrito).
Pero, para que el cacique tuviese esa capacidad de articulación, debía disponer de un poder efectivo que le permitiera presionar tanto al Estado como a los ciudadanos. Ese poder no se conseguía únicamente mediante la compra de votos, presiones, manipulación electoral, etc… Era preciso un poder fuertemente enraizado en lo local donde el cacique generaba un haz de relaciones que englobaba a toda la sociedad. El cacique fue capaz de controlar las organizaciones políticas locales mediante familiares y amigos, los espacios de sociabilidad a través de la designación para los cargos directivos de las asociaciones de personas adeptas y fieles a su persona. También la prensa, bien creándola, bien sosteniéndola económicamente. Mantenía estrechas relaciones con la “buena sociedad”, reforzado sus lazos mediante sólidos vínculos familiares y económicos, por medio de matrimonios y sociedades económicas. Y concede, también, favores personales que suponen promociones profesionales y personales.
Por eso, cuando alguien entra en el círculo del cacique, no entra sólo en un entorno político, sino que todas las facetas de su vida -políticas, económicas, sociales, profesionales, familiares y personales- se van a ver afectadas. Cuando la relación se rompe, las consecuencias de la ruptura no se reducen al campo político, sino que, igualmente, afectarán a esa totalidad. La relación que mantuvieron Abilio Calderón y Jerónimo Arroyo y su posterior ruptura, es un claro ejemplo de la holística del caciquismo, que afecta a ambas partes por igual, y que no es exclusiva de estos dos personajes, sino una realidad vivida en toda España durante el periodo de la Restauración.
Fco. Javier de la Cruz Macho