JUEVES 11 DE ABRIL DE 2019
CICLO “ENCUENTRO CON LA ARTISTA”
CARLOTA REJA
LUGAR: Sede del Ateneo. C/ Sta. Teresa de Jesús, 4. Palencia.
HORA: 20:00h.
PRESENTA: Abbé Nozal
RESEÑA: Abbé Nozal
Entrada libre hasta completar aforo
Reseña, por Abbe Nozal
Por supuesto el presentador tiene siempre el privilegio de acotar el espacio intelectual donde va a moverse, desde donde mostrará su opinión sobre el personaje presentado. Según sea la opinión y el marco, la cosa podrá terminará bien o convertirse en una turra insoportable. Yo espero que termine bien. Para lo cual me ayudaré a mí mismo procurando ser breve.
El espacio acotado va sobre la vida y la muerte del arte.
El historiador y crítico de arte Félix de Azúa nos dice en su último libro “Volver la mirada” que el arte ha sufrido una transformación a lo largo de la historia de la humanidad, de tal suerte que en la actualidad ya terminó su recorrido y ahora, sencillamente, yace muerto por los siglos de los siglos.
Mónica Laguna, ateneísta, nos ofrece en su libro “Arte y arte moderno. Una introducción a las teorías sobre arte” una versión también subjetiva, pero afortunadamente menos severa, sobre la supuesta incapacitación del individuo contemporáneo para entender el arte. Mónica Laguna nos anima a dejarnos llevar por las obras sin buscar ni pretender. (Libro este, por cierto, puesto generosamente por su autora a disposición de todos los ateneístas en nuestra web).
Guichard Meili, año 68, en su libro “La mirada del arte”, hace un recorrido inverso al de Azúa y va de la mano con Laguna a encontrar la mirada que nos haga descubrir el arte. Quiere que prescindamos de gurúes, curators, galeristas, subastadores y directores generales de fundaciones y museos.
Guichard-Meili reivindica sin titubeos la plena autonomía de cualquier aficionado que, con un previo aprendizaje de “la mirada”, pueda contemplar cualquier pintura o pieza artística con el fin de extraer una experiencia de tipo estético. Cierto que no desdeña el conocimiento asociado a la obra de arte – él lo llama “la inteligencia pictórica”-, pero no tiene reparos en considerarlo un elemento secundario ante el contacto directo con las obras, que denomina “inteligencia sensitiva”.
A esa inteligencia sensitiva parece referirse también el pintor Antonio García Villarán, un cachondo de la web que ha inventado el término hamparte para señalar a los “vendedores de humo”. ¡Bien por Antonio García Villarán!
En puridad, y para resumir, sólo una cosa mata al arte: el Mercado del arte. Pero arte y Mercado del arte son, como ustedes ya saben, dos mundos distintos, dos paralelas que esperan encontrarse en el infinito.
Por más que se empeñen algunos escribanos y no pocos hampartistas, el arte está vivo. Sigue vivo. Lo tengo a mi alrededor. Puedo tocarlo.
Termino enseguida. Leo una frase de Miguel Angel Ramos que abre la última exposición de ese gran artista que es Manuel Valdés: “Vivimos en la confianza de que algo nos sostenga más allá de lo que vemos. Pero vivimos en la defensa de saber que nada nos sostiene más allá de la mirada.” Si entre el público hay algún psicoanalista, luego le repito la frase.
Ajena al sepelio de Azúa pero cercana a los postulados de Valdés, del que es deudora, Carlota Reja dice: “Cuando pinto me anclo en algún lugar y eso me da paz.” Has de saber, Carlota que algo parecido dijo Egon Schiele y en la actualidad –murió joven– el tipo habita en los museos.
Es Carlota Reja un poco el Manolo Valdés de las cabezas, el Egon Schiele de los dibujos desarmados, el Matisse de la raya verde, el Picasso de la danza, el Van Gogh de los lirios… y el Álvaro Reja y la Carolina Cuadrillero de las pinturillas Alpino. De todos un poco, aunque más, si cabe de los dos últimos citados, a la sazón sus padres. Podría decirse que los demás son tíos, para que así todo quede en familia.
Fuera de bromas: Hoy tenemos la ocasión de asistir a ese punto de la pequeña historia local donde algo sucede, momento-crisálida, si me permiten la aparente obviedad. En el futuro podremos decir con cierto orgullo que nosotros estuvimos aquí, en la sede del Ateneo de Palencia, acompañando a Carlota Reja, artista, en su proceso de eclosión. Fardaremos de este instante cuando el día de mañana esta pintora sea una realidad consolidada, habitante del Olimpo. Nosotros advertiremos: “yo estuve allí, hablé con ella, y brindé por ella con un buen vino”.