El diputado por el Partido Popular Miguel Ángel Paniagua se incorpora esta semana al elenco de firmas de nuestro Parlamento que, periódicamente, aportan sus reflexiones sobre la política de nuestro país. Bienvenido.
Lo más importante que ha ocurrido en estos años, ha sido el despertar, por fin, de la sociedad. Ha comenzado a implicarse en el futuro colectivo. Algo que necesitábamos. La sociedad civil debe marcar los objetivos y los políticos debemos diseñar el camino y todos juntos recorrerlo
En enero de 2016 comenzaba mi andadura política, incorporándome como diputado por Palencia al Congreso. Venía del mundo profesional de las finanzas y de la pequeña empresa. Unos mundos donde todos los días debes esforzarte, porque el futuro no está escrito, porque los vaivenes son continuos, unos mundos donde convives con el riesgo y la incertidumbre.
Y esta experiencia, en una profesión de riesgo como es la actividad política actual, creo que aporta muchas potencialidades: me permite caminar sobre la cuerda floja como si paseara tranquilamente por la calle Mayor de mi querida Palencia; me ayuda a enfrentarme a los cambios continuos, a mirar con perspectiva lo que ocurre, y a tomarme con la tranquilidad necesaria el devenir de los acontecimientos. Este poso, en estos momentos y en esta política actual, es un “valor”.
Aunque, cuando llegué mi primer día al hemiciclo sentí un vértigo terrible, el peso de la responsabilidad supongo, o el aliento de todos los grandes políticos que me habían precedido (no pensaba en los mediocres, en los infames, sólo en los grandes), enseguida me relajé. Y esa tranquilidad con la que me muevo, me hace pensar en el futuro, me hace encontrar soluciones y me hace capaz de “aportar” a esta locura en que se ha convertido la política.
La mecánica cuántica nos está ayudando a entender y construir el futuro, y les diré que tiene un principio, el de incertidumbre, descrito por Heisenberg: «Cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad. Esto implica que las partículas, en su movimiento, no tienen asociada una trayectoria bien definida». Parece que las certezas no ayudan a entender, sólo las incertidumbres. Pues aprovechemos este momento de nuestra historia para inventar nuestro futuro.
Los cambios sociales, políticos y económicos que han ocurrido en los últimos años, no son un drama, como las “visiones más negativas” nos plantean. Son una bendición, una oportunidad para el cambio, para la mejora.
Un ejemplo claro, la desaparición de las mayorías claras, que nos fuerza a colaborar con los diversos, a negociar con los contrarios, a caminar juntos. Y aunque las primeras impresiones de esta nueva situación política son desalentadoras, sigo siendo optimista. Porque, aunque queda mucho lastre en la política española que hay que arrojar por la borda, cada vez son más los que quieren aportar y construir. Y están en el Partido Popular, y en el PSOE, y en C´s, y en Unidos-Podemos y sus confluencias, y en los nacionalistas, y en los independistas (aquí son menos, pero haberlos haylos) y en los pequeños partidos territoriales.
Pero lo más importante que ha ocurrido en estos años, ha sido el despertar, por fin, de la sociedad. Ha comenzado a implicarse en el futuro colectivo. Algo que necesitábamos. Habíamos dejado en manos de la política decidir nuestro futuro. Pero no debe ser así. La sociedad civil, debe marcar los objetivos y los políticos debemos diseñar el camino y todos juntos recorrerlo.
Y llegados a este punto, quiero pedir a los medios de comunicación que intenten descubrir esta potencialidad, y que intenten apoyar a todos aquellos que pretenden contribuir, los que tienen capacidad para levantar y proyectar el futuro. Y dejen de preocuparse de los lastres y del pasado, por muchos rendimientos mediáticos que aporten. Porque sólo aportan ruido. Ruido que nos impide concentrarnos en lo verdaderamente importante.
Tengamos una visión “cuántica”, y valoremos las virtudes de la incertidumbre: la única forma que tenemos para descubrir lo que ocurre y para imaginar las cosas que debemos hacer.
¡Bendita incertidumbre! ¡Benditos arquitectos del futuro!
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