MI ÚLTIMA LECTURA
Durante este verano he leído con verdadera fruición, la tetralogía de Elena Ferrante, compuesta por los siguientes títulos: La amiga estupenda; Un mal nombre; Las deudas del cuerpo; La niña perdida.
Sobre la autora, la italiana Elena Ferrante, se ha escrito mucho, especialmente sobre su identidad, que ella ha querido mantener en su privacidad, pero que ha despertado más interés que su obra literaria. Por los escasos datos que tenemos, sabemos que es napolitana y que nació en 1943. Interesan estas dos circunstancias porque coinciden con los de la  protagonista de sus cuatro novelas. Incluso su nombre, Elena. Las novelas están narradas en primera persona, lo que da a los relatos el carácter de autobiografía.
Elena Greco es el nombre del personaje que cuenta su historia, aunque no es la única protagonista, sino que hay otro personaje, Lila Cerulo, su inseparable amiga desde la infancia en un pobre barrio napolitano. En cada uno de los relatos se cuenta una etapa de la vida de ambas: la infancia, juventud, madurez y vejez. Las dos niñas comparten sus años escolares con otros personajes que tendrán un importante papel en sus vidas. También conoceremos a sus maestros y el funcionamiento de la escuela en aquellos difíciles años de la posguerra en los años cuarenta, tras la segunda guerra mundial. Al bachillerato accederá Elena, no así Lila, que se quedará en la zapatería de su padre. Elena con enorme dificultad y venciendo toda clase de hostilidades maternas conseguirá terminar el bachillerato. Ya desde el principio se marca la diferencia de personalidad entre ambas niñas: Elena es disciplinada, estudiosa, ávida lectora, gris. Es la hormiguita dotada de gran fuerza de voluntad. Lila, en cambio, es ingeniosa, inteligente, brillante, con dominio de la dialéctica. Hace que todo lo que dice resulte atrayente. Siempre lleva la iniciativa, en los juegos y en la escuela y Elena es como su sombra. Ambas se enamorarán de Nino, un joven del barrio muy ambicioso quien, naturalmente, elige a Lila, mientras que Elena sufre el acoso del padre de Nino, un mediocre periodista que brilla en el barrio donde el nivel cultural es muy bajo. Elena vivirá un extraño noviazgo con Antonio, un joven del barrio con problemas psicológicos. A los dieciseis años, se casa Lila con Stefano, propietario de una charcutería en el barrio, con lo que se le considera, en aquel mísero lugar, un hombre rico. Con el exhaustivo relato de la boda, excesiva en todo: la Misa larguísima, el banquete interminable, el baile terriblemente ruidoso. Elena no encaja en ese ambiente: se siente sola y ajena a cuanto la rodea. Siente que su vida y la de su amiga se han separado definitivamente. Así concluye esa primera novela.
La segunda entrega, Un mal nombre,presenta una Elena triunfadora como novelista y socialmente integrada en la mejor sociedad toscana, gracias a su relación con la familia Ariota, formada por un muy prestigioso profesor universitario y reconocido investigador, su esposa y sus hijos, uno de los cuales, Pietro se casará con Elena. Mientras tanto, su complementaria, Lila, se encuentra en una muy dificil situación tras haber abandonado a su esposo Stefano y refugiarse con su hijo, Rino, en una miserable vivienda que comparte con Enzo, su compañero. Trabaja en una fábrica de embutidos donde recibe un trato más propio del sistema de esclavitud medieval, con drecho de pernada por parte de su superior. Lila y Elena con vidas divergentes, pero inseparablemente complementarias.
Las deudas del cuerpo nos sitúa en el escenario revolucionario provocado por el mayo de 1968, el auge del partido comunista italiano, el nacimiento de la república socialista de Vietnám,la presencia de las Brigadas Rojas en Italia que son acontecimientos de gran repercusión en la vida universitaria italiana. Elena se ha trasladado a Pisa con una beca para estudiar en la universidad Allí conocerá a varios jóvenes con quienes mantiene relaciones que la harán madurar El interés narrativo se centra en Elena, casada con Pietro y madre de dos hijas. Escritora de éxito, con su novela traducida a varios idiomas. Pero reaparece en su vida Nino, su amor adolescente, quien había preferido a Lila en su paupérrimo barrio napolitano sin mostrar el mínimo interés por ella. Sin embargo ahora, atraído por la fama de Elena, Nino conquistará su amor. Para Elena se trata de una cuestión de amor propio, sin importarle las consecuencias. Con él vivirá un amour fou abandonando a su marido y a sus hijas para seguir a este hombre egoista, superficial, irresponsable que va de cama en cama engendrando hijos. Se ha casado con una mujer rica a la que no está dispuesto a renunciar, pero exige a Elena que le siga y deje todo lo que ha conseguido. Exhibe a Elena como un trofeo. Para ella es el modo, tal vez inconsciente, de igualar el poder de seducción de Lila, mientras que para Nino se trata también de imponer su modelo viril frente a Pietro, a quien humilla, veja y le quita autoridad ante Elena y sus hijas.
La última entrega, “La niña perdida” nos presenta a las dos mujeres en la última etapa de su vida, quienes, a pesar de su dependencia mutua, han seguido vidas divergentes, aunque solo en apariencia pues siguen atadas a su viejo barrio napolitano. Vivirán experiencias dramáticas cuyo fruto es, para Elena, llegar a entender a Lila: “Fíjate lo que había hecho: me había engañado, me había llevado por donde ella quería desde el comienzo de nuestra amistad”. Elena, la intelectual escritora de éxito, había sido utilizada por Lila, la mujer lista, práctica, resuelta, sin prejuicios ni miedo. Había desafiado a aquella miserable sociedad napolitana, haciendo siempre lo que quería. Pero la vida le juega su última y amarga jugada como una venganza de la familia de Stefano.
La novela concluye con la recuperación, por parte de Elena, de las dos muñecas de trapo de sus infancias. Ambas feas, pobres y malolientes que representan la sucia realidad frente al idealismo literario en que ella ha creído vivir.
Elena Ferrante es una excelente narradora, con un estilo que atrapa al lector desde la primera línea. Los relatos poseen ritmo y mantienen la tensión narrativa sin que decaiga en ningún momento. El estilo es tradicional, realista, clásico, equilibrado. Las más de dos mil páginas no resultan excesivas en ningún momento. El dibujo de las dos mujeres con personalidades complementarias es profundo y abierto a la interpretación que cada lector quiera aportar. Excelente testimonio de carácter social, histórico,la segunda mitad del siglo pasado y, sobre todo, de profundidad psicológica del conflictivo mundo femenino en una etapa de afirmación de su papel en una sociedad en plena evolución. Muy recomendable.
 
CARMEN CASADO LINAREJOS