[vc_row][vc_column][vc_column_text]Queridos socios fundadores del Ateneo Palencia,
amigas y amigos,
Bienvenidos a este acto, bienvenidos al Ateneo de Palencia, a vuestro Ateneo y a partir de hoy también al de todos y cada uno de sus socios y, más aún, al de todos los palentinos.
Voy a dirigiros unas palabras en nombre de la Junta directiva, en nombre del ‘equipo’ -así nos consideramos- que va a asumir la responsabilidad de impulsar esta iniciativa, ejecutando vuestra voluntad, la de los socios fundadores.
Como bien sabéis, somos el ‘Ateneo de Palencia’ porque queremos recuperar la institución fundada en 1876 por Ricardo Becerro de Bengoa (un vasco-salmantino de origen, y palentino de adopción y vocación), institución luego retomada en1908por Julio Cejador Frauca, Matías Peñalba, Francisco Simón Nieto y Rafael Navarro; y, posteriormente en 1924, por Ramiro Álvarez, Manuel Díaz Caneja y un jovencísimo Teófilo Ortega, entre otros.
Como ellos, pretendemos la comunicación de los conocimientos, lo que Ricardo Becerro de Bengoa denominaba la “mancomunidad del saber”.
Como ellos, pretendemos la “mejora de la persona y de la sociedad mediante el cultivo y la propagación de la ciencia, la literatura, las artes y todo género de conocimientos”.
Como ellos, reivindicamos la palabra para “descender a la arena de los debates”.
Con ellos, compartimos “una fe ciega en el trabajo y en el progreso de la humanidad”.
Pero somos o queremos ser un Ateneo para la Palencia del siglo XXI, muy pendiente de sus desafíos de presente y de futuro, y que busque junto a la complicidad y el eco de los medios clásicos de comunicación, el de las redes sociales. De hecho, en la propia red habitaremos. No tendremos,en principio,una sede física estable y elegiremos emplazamientos diversos para nuestros encuentros no virtuales. Emplazamientos tan palentinos como este Instituto Jorge Manrique. Y quiero dar las gracias a su Director, y socio fundador del Ateneo, Jesús Coria, por habernos abierto sus puertas.
Un Ateneo del siglo XXI tiene que ser, asimismo, un foro abierto a todos, sin distinciones de ningún tipo, sin acepción de origen, edad, formación o dedicación, o de cualesquiera otras circunstancias personales.
Y un Ateneo del siglo XXI tiene que ser, cómo no, un espacio plenamente accesible a la participación de las mujeres.
Y es que el Ateneo de Palencia en sus versiones históricas, que conocemos bien gracias al libro sobre el Ateneo de Palencia de José Luis Sánchez, publicado en 1989, no pudo sustraerse, a pesar de estar integrado por personas ilustradas y sensibles, a la tendencia a reservar los espacios sociales relevantes a los hombres. Es verdad que algunos de los ateneístas dejaron testimonio de la conveniencia de que las mujeres se formaran, bien que -cito literalmente la expresión de uno de ellos- ‘para ser dignas compañeras de los hombres’, e incluso de que sus derechos fueran reconocidos, pero hubo que esperar a la segunda década del siglo XX para encontrar a mujeres socias del Ateneo, y solo hasta un total de ocho cuando la institución enmudece en 1926.
Hoy, los miembros de la Junta Directiva del Ateneo renacido, han querido que este órgano fuera presidido por una mujer, y no puedo desaprovechar esta oportunidad para dirigirme a todas ellas, a las que ya están, y a las que ojalá vengan a esta casa, para animarlas a que inunden el Ateneo de Palencia con su participación y con sus iniciativas.
Amigas y amigos,
Los ateneístas de hoy compartimos con los de ayer nuestra preocupación por Palencia, que es, no puede ser de otro modo, una verdadera seña de identidad, la principal, del Ateneo.
A Palencia, a debatir sobre Palencia, sobre los retos de todo tipo a los que se enfrenta,  pretendemos dedicarle buena parte de nuestros esfuerzos. Porque no queremos que Palencia sea el lugar donde nuestros hijos vienen a pasar fines de semana o sus vacaciones, o simplemente donde no puedan encontrar empleo y tengan que marcharse, por cierto, después de recibir una buena instrucción conforme al último informe PISA conocido recientemente.
Un sentimiento éste, de preocupación por el futuro de Palencia, por su capacidad de fijar la población en ella, que es compatible con el valor que le damos a la defensa que hacen de su tierra nuestros palentinos ausentes, expatriados. De hecho, algunos de ellos han jugado un papel decisivo en la refundación del Ateneo y lo van a seguir desempeñando a la hora de hacer valer los intereses de nuestra provincia allí donde residan y trabajen. Van a ser el lobby palentino del Ateneo.
En fin, nos gustaría contribuir a plantear y movilizar iniciativas en favor de Palencia, en convergencia con las administraciones públicas y las organizaciones sindicales y empresariales, así como realzar el valor de la cultura, de la literatura y del arte palentinos. Nos vamos a empeñar en ello.
Pero no nos ceñiremos a lo local. Porque los desafíos locales son en buena medida globales, y a la inversa. ¿Acaso se puede concebir el mundo ya de otra manera?
No nos pondremos, entonces, más límite que el interés de los temas y de los participantes a los que seamos capaces de convocar.
El Ateneo de Palencia va a ser un lugar de encuentro abierto y plural, respetuoso con las ideas de todos, respetuoso desde luego con las ideas de todos los que respetan a los demás, independiente, no partidista, pero en absoluto hostil con quienes adquieren compromisos políticos, sindicales, religiosos, o de cualquier otro signo, propios de una sociedad pluralista como es, y ha de seguir siendo, la española. Estamos de acuerdo con  Unamuno cuando afirmaba que…”el Ateneo ni puede ni debe ser neutral sino alteroutral –éste es el neologismo que emplea el escritor vascoes decir, incluyendo a unas y otras ideas, no excluyendo éstas o aquéllas”.
Creemos en el valor social de esos compromisos cívicos. Y deseamos que el nuestro, la participación activa en el Ateneo, se vea como uno de ellos, capaz de sumarse, a los demás.
Hoy, 10 de diciembre de 2016, se celebra el 68 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos humanos y hace solo cuatro días se cumplía el trigésimo octavo de la aprobación de nuestra Constitución. Un marco idóneo para renovar el compromiso con los valores del respeto, el pluralismo, la tolerancia y del diálogo.
Se habla mucho últimamente de la era de ‘la posverdad’, de la difusión de afirmaciones no contrastadas realizadas con el propósito principal de infundir determinados sentimientos, normalmente hostiles, en relación con personas o grupos.
A nosotros nos hace muy poca gracia ‘la posverdad’. A nosotros nos gusta ‘la verdad’. Nos gusta la verdad que se busca en el debate de ideas bienintencionado, la verdad argumentada e informada, aunque sea finalmente, claro está, una verdad subjetiva y contingente.
Y nos gusta la persuasión, no la mentira.
De modo que, reivindicamos para el Ateneo, como hicieron nuestros mayores, el debate ilustrado, el libre contraste de puntos de vista, al que se llegue más con humildad intelectual y deseo de compartir incertidumbres y perplejidades -¡y hay tantas hoy en día!- que con ganas de dar lecciones.
Queridas amigas y amigos.
Estamos muy agradecidos e ilusionados por la excelente respuesta que ha recibido la iniciativa de refundar el Ateneo de Palencia. Vuestra presencia hoy aquí como socios fundadores y el interés suscitado en los medios es una buena muestra de ello.
Pero no queremos confundirnos. La puesta en marcha de la institución es una tarea que, sin duda, está requiriendo esfuerzo y acierto, pero más esfuerzo y acierto va a demandar la continuidad del Ateneo, evitar que con el tiempo se convierta, de nuevo, en una experiencia fallida.
Los miembros de la Junta Directiva somos conscientes de ello. El gran reto del Ateneo renacido es su permanencia, su vitalidad mantenida en el tiempo.
Y para estar a la altura de este reto tendremos que saber identificar bien los temas y a las personas, estar permanentemente abiertos a las sugerencias de nuestros socios, hacer que todos se sientan, os sintáis, parte activa y directa del proyecto.
La llamada a la colaboración de todos no tiene, pues, nada que ver en este caso con una apelación retórica o rutinaria. Os necesitamos, necesitamos vuestras ideas, necesitamos vuestra participación.
En 1926, el ateneísta Teófilo Ortega,ante las desavenencias existentes entre los miembros del Ateneo, publicó una carta en el Diario Palentino por la que solicitaba la elección serena e imparcial de una nueva Junta de Gobierno.
Pues bien la carta ha llegado a su destinatario, y ya no solo metafóricamente,porque nos la entrega hoy aquí su hija Esperanza que, como los descendientes del primer fundador del Ateneo, Ricardo Becerro de Bengoa, están presentes en este acto, han venido a Palencia y bien que se lo agradecemos a todos ellos…
… la carta ha llegado a su destinatario y podemos decir con Ricardo Becerro de Bengoa que:
entre las vacilaciones y las dudas de algunos, con el beneplácito de muchos, con la cooperación decidida de muchísimos, sin oposición alguna porque no la hemos encontrado que merezca la pena de ser advertida, ha renacido el Ateneo Palentino”.
Muchas gracias.

Concha Hervella

Presidenta del Ateneo de Palencia

10 de Diciembre de 2016

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